El bullying es una herida que deja cicatrices profundas, pero también es un testimonio de fortaleza y superación. Compartir lo vivido no solo es un acto de valentía, sino también una forma de dar voz a quienes aún sufren en silencio.
De pequeña, fui víctima de burlas y desprecios por una razón tan absurda como hiriente: mi cuerpo.
Me llamaban «gorda» y hacían de mi apariencia física el centro de sus ataques. En ese entonces, me sentía atrapada en una espiral de inseguridades que me acompañaron durante años. Lo que más dolía no eran solo las palabras o las miradas, sino la indiferencia de quienes podían haber hecho algo y no lo hicieron.
Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, puedo decir que ya no soy esa niña rota por dentro. Soy alguien que decidió reconstruirse desde las cenizas del dolor. No soy ni quiero ser una «supermujer». Soy simplemente yo: alguien que aprendió a quererse y a vivir sin cargar con las expectativas ajenas. Sin embargo, las huellas del bullying persisten; son recordatorios de cuánto cuesta sanar cuando el daño se produce en una etapa tan vulnerable como la infancia.
A quienes disfrutaron con mi sufrimiento, les deseo lo mejor. No guardo rencor porque aprendí que el perdón no es para ellos, sino para mí misma. Perdonarles fue un acto de liberación. Acepté disculpas que nunca llegaron porque entendí que mi paz interior valía más que cualquier palabra vacía.
Pero esto va más allá de mi historia personal. El bullying no es un problema individual; es un reflejo de una sociedad que muchas veces premia la superficialidad y la falta de empatía. Necesitamos educar desde la bondad, la empatía y el respeto mutuo. No podemos permitir que los débiles sean aplastados por los fuertes. Todos somos responsables de construir un entorno donde cada persona sea valorada por lo que es, no por cómo luce o cómo encaja en los moldes sociales.
Recordemos siempre: no somos responsables del rostro con el que nacemos, pero sí de la actitud con la que enfrentamos al mundo. Y nuestra mayor fortaleza radica en transmitir amor y conexión en lugar de odio o indiferencia.
#StopBullying